Parsifal

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Danzante 1

martes, 3 de noviembre de 2009

Josep, el pulpo






¿QUIÉN ES JOSEP?


Josep es un pulpo catalán, nacido en Barcelona a comienzos del 2008. Vive apaciblemente en el Aquarium de su ciudad, y no se preocupa más que por recibir su dosis diaria de pececitos, crustáceos y moluscos. En las costas de donde procede su especie (Islas Canarias, oriente de África y occidente de Suramérica y Centroamérica), los pescadores le dicen pulpo común, porque hay muchos; o pulpo roquero, no porque le guste el rock, sino porque le encanta posarse sobre las rocas. La gente de la ciencia le dice octopus vulgaris, porque tiene ocho tentáculos y es el más común de los moluscos cefalópodos.


¿Y QUÉ ES UN MOLUSCO CEFALÓPODO?



La palabra molusco viene del latín molluscus, que significa blando; y así se les llama a los animales invertebrados, pues por no tener huesos ni vértebras son blandos como un cojín. Los cefalópodos son animales cuyos pies están conectados directamente con su cabeza. En el caso de Josep, y de todos sus hermanos, primas y demás parientes, ese pie, tan propio de los moluscos, se subdivide en ocho tentáculos que nacen alrededor de su boca, y cada tentáculo cuenta con dos hileras de ventosas, que son como chupas que le sirven para adherirse a las rocas y para atrapar a sus presas.





JOSEP ES UN TRASNOCHADOR


A Josep no le gusta salir de día, entre otras cosas porque hay muchos peces predadores al acecho; entonces fabrica su propia casa entre las rocas y la cierra con cuanta cosa encuentra (piedras, conchas, etc). Cuando el pulpo llega a la adultez, se vuelve solitario y meditabundo, y sólo busca la compañía de sus congéneres en las épocas de apareamiento —primavera y otoño, principalmente—.

JOSEP ES UN SER ANTIGUO Y CALUMNIADO

Desde hace muchos siglos se tienen noticias sobre los antepasados de Josep. Existen figuras de pulpos grabadas en piedra hace cerca de cinco mil años. Pero al parecer, su imagen se ha visto afectada por las fantasías de ciertos hombres ávidos de aventuras y misterios, quienes en lugar de ver a un inofensivo y pequeño animal, han visto a un gigantesco tragón de humanos. En los tiempos de la antigua Grecia, por ejemplo, se tenía la idea de que había pulpos descomunales y hambrientos que devoraban hombres y embarcaciones. Así lo da a entender el famosísimo Homero en su Odisea, quien describe a una especie de engendro marino que engulle con furioso placer a seis amigos de Ulises. Todo parece indicar que ese monstruo era un pulpo tan enorme que se comió a los hombres con barco y todo. ¿Será que le creemos a Homero?

LA VERDADERA IMAGEN DE JOSEP



Josep mide unos 70 cms. Tiene hermanos más grandes y más pequeños, pero ninguno ha llegado a medir más de dos metros, con sus tentáculos estirados; el pulpo más gordo no ha pesado más de 10 KG, aunque no faltará quién diga que los ha visto más grandes y más hinchados. Como dijimos antes, de la cabeza de Josep se desprenden sus ocho tentáculos; los dos primeros son más cortos que los demás, y los más largos son los laterales. Uno de sus tentáculos le sirve al pulpo para fecundar a la hembra inyectando bolsas de espermatozoides, en una cópula que puede durar más de una hora. La estructura de los ojos de Josep es muy similar a la de los ojos humanos, y puede ver bien de cerca y de lejos, aunque sus pupilas son rectangulares y distingue pocos colores. Su cabeza se parece a un talego, y en él carga su cerebro. Quienes lo han estudiado afirman que este blando animalito se asemeja en sus facultades mentales a un cachorro de perro.


JOSEP DICE LO QUE SIENTE



Josep no puede decir mentiras, porque el color de su cuerpo lo delata, ya que depende de su estado de ánimo; así, si palidece es porque tiene miedo, si se pone azul es porque está nervioso, y si enrojece es porque está enfadado. Claro está que también cambia voluntariamente de color en cuestión de segundos para mimetizarse con su entorno y evitar así el ataque de sus predadores. Y si eso no le da resultado, lanza su tinta para enturbiar el ambiente, escabullirse y ponerse a salvo.


LOS PULPOS NO COMEN HUMANOS,
SINO AL CONTRARIO
Somos los humanos quienes nos comemos a los pulpos; de hecho, por su altísimo valor proteínico, durante muchos siglos el pulpo ha sido básico en la dieta mediterránea, que es una de las dietas más saludables y sabrosas de que se tenga noticia a este lado del mundo. El problema es que, como pasa casi siempre, desafortunadamente los intereses comerciales pesan más que los intereses ecológicos, y hoy en día se está pescando más pulpo del que debería pescarse. Además, como el pulpo joven está más al alcance que el adulto (más cerca de la superficie), se le está prefiriendo más, y eso afecta la reproducción futura del animal. En conclusión, no es que el pulpo sea una especie en vía de extinción, sino que está sobre-explotado, lo que afecta negativamente al ecosistema. En todo caso, aunque no lo pesquemos para comérnoslo, nuestro amigo Josep tiene sus días contados, pues por la naturaleza de los pulpos no vivirá más de dieciocho meses; y ya tiene catorce.

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